Rasgos fundamentales de la Democracia Burgesa
La Democracia burguesa no asegura el futuro de los niños |
La democracia burguesa se caracteriza por tres rasgos fundamentales:
propiedad privada de los medios de producción, competencia electoral
entre bandos políticos y garantías ciudadanas. De los tres elementos que
acabamos de citar, el primero, relativo a la propiedad, es el más
característico. Si a la democracia gringa se le priva de la propiedad
privada, deja de ser lo que viene siendo desde 1776. Los derechos
ciudadanos son importantes, quién lo discute, como lo es también la
multiplicidad de partidos, pero el rasgo básico es la propiedad privada.
Está allí su perfil histórico, su cédula de identidad, digámoslo así.
La burguesía mundial tiene hoy una ventaja de la cual dejó de gozar desde 1917 hasta 1991. Esa ventaja está concretada en el monopolio de la vida política, en la existencia de un solo tipo de régimen al cual se ha reducido todo el debate ideológico. No hay sino un sistema político que resume y acapara todas las discusiones, apenas aparece un orden político, las asambleas internacionales, sean de los Estados o de instituciones privadas, sean oficiales u oficiosas, analizan y fijan posición sólo frente a un arquetipo político: el de la democracia burguesa.
Los disidentes, insurrectos o descontentos creen tener ellos apenas el derecho de hacer enmiendas a la democracia burguesa. Reproches a la democracia, paños calientes, retoques para mejorar su funcionamiento, reformas incipientes o discretas a ella para moderar sus iniquidades sociales o hacer más llevaderos sus abusos. De allí no pasa la crítica.
No hay, que yo sepa, un estadista, un gobierno, un partido o una secta que presente una alternativa radical, que culmine con la formulación de una propuesta encaminada a sugerir un régimen distinto, con otra lógica, otra moral y otros intereses, capaz de romper a fondo con la democracia burguesa. Sería una democracia socialista, basada en los trabajadores armados, internacionalista y revolucionaria.
Tipos de Democracia
La burguesía mundial tiene hoy una ventaja de la cual dejó de gozar desde 1917 hasta 1991. Esa ventaja está concretada en el monopolio de la vida política, en la existencia de un solo tipo de régimen al cual se ha reducido todo el debate ideológico. No hay sino un sistema político que resume y acapara todas las discusiones, apenas aparece un orden político, las asambleas internacionales, sean de los Estados o de instituciones privadas, sean oficiales u oficiosas, analizan y fijan posición sólo frente a un arquetipo político: el de la democracia burguesa.
Los disidentes, insurrectos o descontentos creen tener ellos apenas el derecho de hacer enmiendas a la democracia burguesa. Reproches a la democracia, paños calientes, retoques para mejorar su funcionamiento, reformas incipientes o discretas a ella para moderar sus iniquidades sociales o hacer más llevaderos sus abusos. De allí no pasa la crítica.
No hay, que yo sepa, un estadista, un gobierno, un partido o una secta que presente una alternativa radical, que culmine con la formulación de una propuesta encaminada a sugerir un régimen distinto, con otra lógica, otra moral y otros intereses, capaz de romper a fondo con la democracia burguesa. Sería una democracia socialista, basada en los trabajadores armados, internacionalista y revolucionaria.
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